domingo, 18 de diciembre de 2011

Scorso.

Nada en aquel momento me hizo más feliz que tu sonrisa en cada mirada. Verme allí rodeada de todas aquellas personas y en cuanto me topé con tu mirada supe qué quería decirme. Cogí la chaqueta y salí de aquella discoteca de pueblo, y pude comprobar que en 30 segundos tú habías hecho lo mismo. No hizo falta decir nada, cogidos de la mano nos fuimos a dar uno de nuestros mágicos e infinitos paseos. Llegamos a aquellos bancos que tantos momentos a tu lado han vivido conmigo. En un suspiro mis ojos estaban cerrados y tus labios se acercaron con delicadeza a los mios. Pero toda esa magia ha quedado consumida por el orgullo. Verte y recordar cada momento vivido y ver que ya no quiero más momentos así, que no quiero volver contigo a todos aquellos lugares que nos han espiado en innumerables ocasiones. Porque después de tanto tiempo, al mirarte ya no siento nada. Tus palabras ya no pueden hacerme daño, y tus besos ya no podrían hacerme sentir nada. Ya no va a haber ni una lágrima por ti. Ahora, por fin, sí soy feliz.
OV.

No hay comentarios:

Publicar un comentario