La música nos envuelve, suave, volviéndonos totalmente sumisos, arrullándonos, meciéndonos en nuestra cuna. Hace que se eleven nuestras energías, que viajen por diferentes corrientes del universo formando una única (y excepcional) conexión trascendental.
-Huele a lugar
encantado y
a entorno plagado
de electricidad.-
Madrugada del 25 al 26/04/2015, noche intercultural. Paseo de los tristes.
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