martes, 2 de abril de 2013

Día VII

Séptimo día en el infierno. Estoy empezando a arder más que las propias llamas.

Se supone que las cosas iban a ir a mejor, ¿no? No puedo dejar de recordar que hoy hacen siete días de aquella trágica noche, de todas las lágrimas que derramamos, de lo silencioso que se quedaba todo mientras, en la oscuridad, intentábamos plasmar en un efímero instante todos los recuerdos, o simplemente recordar cómo era sentirse vivo; pero las cosas debían cambiar. Cada mañana desde aquella noche ansío despertar y tenerte a mi lado, de nuevo escondido entre mis sábanas, dispuesto a amarme una mañana más. Sé que no era tu intención hacerme daño, que yo era tu criptonita pero que te hacía medianamente feliz, pero no puedes con el peso de todo el mundo. Tenemos tanto que amar, tenemos tanto que aprender... Aunque me apena pensar que no estarás aquí para enseñarme, que no estarás cerca, aunque como ya te he dicho todavía voy a luchar por alcanzarte. 

Tan fuertes que fuimos, nos despedimos de una forma tan tierna. 

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