Despertando por las mañanas a tu lado y admirar como duermes, levantarme completamente despeinada y hacerte el desayuno, llevártelo a la cama y desayunar juntos, hablando de todo. Y hacerte el amor. Imagino pasar el día en el trabajo acordándome de ti a todas horas, y mandándote mensajes ñoños de los míos, exactamente igual que ahora. Llegar a casa (qué bonito suena), y hacer la cena juntos entre besillo y besillo, sonrisa y sonrisa, guiño y guiño. Acabar tumbados en el sofá comiendo tus tan adoradas palomitas mientras vemos una buena película. Y acabar como siempre, tentándonos. Cayendo en el deseo. Y también me imagino los fines de semana, juntos, a todas horas. Queriéndonos, paseando, queriéndonos otra vez, saliendo a bailar, queriéndonos más... Y así, intentando evitar una rutina, intentando sorprendernos cada día, o simplemente luchando por hacernos más y más felices.
Imagino las vacaciones más improvisadas posibles, como coger un barco y perdernos del mundo tantísimo tiempo como nos apetezca, mar adentro, a la deriva, donde nos lleve el viento. Al fin del mundo, despertando cada mañana en un sitio diferente, disfrutando del mar, del sol, de ti, de mí, de los dos. O coger una caravana y fugarnos sin rumbo, donde nos de más rabia, sin fronteras, sin límites. Como se nos da mejor, improvisando.
Imagino toda mi vida a tu lado; mis mañanas, mis pensamientos, mis noches, mis horas, minutos y segundos. Todo lo imagino contigo, queriéndote, amándote, saboreándote. Disfrutando de ti y de todas tus manías, de todas nuestras rarezas. Lo imagino absolutamente todo sin ningún problema porque aunque no sepa con certeza que vaya a hacerse realidad sí que sé que es lo que quiero, deseo y ansío que se haga realidad.
Por ahora, mientras pueda seguir soñando soñaré contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario